En el pórtico de la semana santa 2019 pudimos disfrutad de la conferencia que ofreció Sandra Rapún en el centro Cultural castillo de Montearagón. Bajo el título “la Pasión en femenino “ se analizaron todos los momentos de La Pasión en los que Jesús habla con mujeres (María, la Samaritana, Marta, etc). Para poder entender y desgranar estos encuentros nos tuvimos que remontar 2.000 años a tras para estudiar cual era la situación de la mujer y cuáles eran las normas sociales que regían su comportamiento. Ejemplos de esa forma de vivir eran la obligatoriedad de llevar la cara tapada, la prohibición de un hombre de mirar a una mujer casada o encontrarse a solas en la calle. Filón de Alejandría, contemporáneo de Jesús, dejó por escrito que «la mujer es inferior al varón en todo» y se le consideraba frívola, sensual, perezosa, chismosa y desordenada.
En una época en la que a la mujer se le recomendaba no salir de casa Jesús trastoca y provoca toda clase de encuentros, a todos nos vienen a la mente cabeza pasajes de los evangelios en los que Jesús se acerca a las mujeres y les devuelve la dignidad que la sociedad les había robado por el hecho de no haber nacido varón.
La explicación que se hizo del cuadro de la Samaritana fue muy interesante. En él Jesús pide agua para beber de un modo poco cortés, lo hace en forma de mandato y la samaritana lo interpreta como una ofensa pero a su vez le crea una curiosidad. Jesús quiere hablar con ella, en un momento en el que había tabús de género, divisiones raciales y el sistema de clases que impedía completamente el trato entre hombre y mujer a solas en un espacio público, es más beber en un recipiente que le pertenecía a ella. La conversación avanza… -«cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tened sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna1-«. Ella está en la cima de la curiosidad, le pide que le dé esa agua. Ella comienza a entender que habla de un agua Espiritual. Pero Jesús le vuelve a provocar: Ve, llama a tu marido y vuelve. -¿Cómo?- En menudo aprieto le acaba de meter. Parecía estar suponiendo que era una típica mujer con un hogar respetable y un marido honorable. Pero ella no era nada de eso; así que en lugar de exponer su desgracia solo le dice una parte de verdad. -«No, no tengo marido»-. Podemos destacar que Jesús no le reprende como a una mentirosa; todo lo contrario elogia su sinceridad. -«Bien has dicho: no tengo marido, porque cinco has tenido y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad»-. No obvia su pecado, sortea la pregunta sin realmente mentir para no tener que encubrir nada. No importaba, Él lo sabe todo sobre su pecado y a pesar de eso, lejos de rechazarla o castigarla le ofrece ¡El agua de la vida!
Estábamos ante la primera confesión en la que Jesús se muestra como el Mesías. ¿No os parece curioso que lo haga ante una mujer samaritana con dudoso pasado? La revelación se hace tras un testimonio a la fe de ella. Es decir, que Jesús no discrimina a la mujer sino que la dignifica y le da un lugar en misión.
Tras repasar estos intensos encuentros entre las mujeres del evangelio y Jesús tuvimos la oportunidad de ver el trabajo fotográfico realizado por Ana, una joven oscense, que captó escenas de la representación y de la trastienda del teatro, vestuarios, bambalinas…
De esta manera concluía la exposición, invitando al público presente a acudir al teatro, instando a no usar una mirada típica de espectador sino permitiéndose el lujo de ver La Pasión EN FEMENINO.